No es nada nuevo, las críticas lo avalan por muchos años, trabajar con el maestro Jacobs ha sido una oportunidad increíble para nosotros. Gracias a la propuesta de este 37 Festival Internacional de Música de Canarias nos hemos puesto al frente de René Jacobs en su versión de Cosí fan tutte. La impresión general es que todo fluía de forma natural, orquesta y cantantes se entendían bajo la batuta de Jacobs quien, desde la posición privilegiada que nos otorgó al escena y el protocolo COVID, daba la sensación de que en cada representación había algo que estaba tramando que le divertía, como una travesura, nunca teníamos la sensación de que se repetía, te mantiene atento porque siempre se avecina la genialidad.
Conocidos son su cambios de tempo, la mezcla de estilos para sorprender, una obra que es ejemplo del clasicismo haciéndole guiños al barroco, adornando de la manera precisa y expresando siempre una elegancia en favor de la diversión del público y de los intérpretes, buena parte de su éxito, sin duda es la elección de estos últimos, la confianza en el maestro puesta alrededor de grandes músicos hacen de cada concierto una experiencia que no se nos olvidará nunca.
A pesar de hacer una versión “concierto” el juego musical, con la escena “aparentemente” improvisada y donde Jacobs tiene mucho que ver (acompaño foto de los ensayos previos de la Freiburger Barockorchester), no se echa en falta el atrezzo sofisticado. Prueba de ello es que al coro nos colocó de la manera más sorpresiva para nosotros, incluso en los palcos, en dos alturas, con la certeza de que había voces que no podríamos escuchar, vuelve a aparecer la confianza en su música, en su manera de hacer Mozart, en su travesura musical.
Críticas del concierto:
Una opinión personal de:
Javier Toledo
Coordinador del Coro de Cámara Ainur